La tribu jatibonicu, palabra que significa “alto lugar sagrado de las grandes aguas”, se encuentra localizada en la región montañosa central de Puerto Rico, Oubao Moin, en la Tierra de Borikén, Tierra del Gran Señor” o “Tierra del Altísimo”. Hoy en día constituyen la Nación Tribal Jatibonicu Taíno. Su lengua pertenece a la Familia Arahuaca.
Yaya, El que no Tiene ni Principio ni Antepasados, o Yocahú Vagua Maorocoti, Blanca Yuca, Grande y Poderosa como el Mar y la Montaña; el Ser Supremo o el Espíritu Supremo, fue el creador del mundo taíno. Vive en el Cielo y es un ser inmortal al que nadie puede ver; y aunque tuvo una madre, no tiene comienzo. A este dios se le conoce también con los nombres de Yukuyú, Yacajú o Louquo. Fue hijo de la diosa Atabay o Attabeira, quien también podía llamarse: Yermao, Guacar, Apito y Zuimaco.
El dios creador reside en el pico de la montaña sagrada donde está el Turey, el Cielo o el Rey Brillante. En el Inframundo llamado Coaybay, el lugar de los muertos, reside Hupia, El Espíritu de los Muertos. Los hupias son también espíritus que pueden asumir muchas formas, como la de un ser querido fallecido, y espantar a los vivos, los goeizas. En la Tierra de los vivos reside Goiz, que es el espíritu de las personas vivientes.
Yaya tenía un hijo que se llamaba Yayael, Hijo de Yaya, que era desobediente, insolente y egoísta. Un mal día se rebeló en contra de su padre, quien lo desterró por cuatro meses. Cuando regresó del destierro, la furia del padre seguía intacta, por lo cual lo mató, a pesar de que lo amaba mucho, pero no podía poner en peligro ni su autoridad ni su existencia. Arrepentido, Yaya colocó sus huesos en una calabaza que colgaba del techo de su bohío. Yaya tenía una esposa y un día ambos desearon ir a ver los restos de su hijo. Cuál no sería su sorpresa que lo que encontraron fueron peces multicolores en lugar de los huesos. Se comieron los peces; pero mientras más comían más peces aparecían.
Durante una noche, cerca de la cabaña de Yaya, una diosa llamada Itiba Cahubaba, Madre de los Dos Veces Gemelos y símbolo de la fecundidad de la Madre Tierra, parió cuatro gemelos sagrados que fueron los cuatro puntos cardinales y los cuatro elementos: aire, tierra, agua y fuego. Esta diosa fue la hija de Guabonito, la diosa de las profundidades del mar, quien salvara a Guahayona de la enfermedad y de la muerte, y le regaló los guanines. Itiba tuvo mala suerte, pues murió sola a orillas de un río, después de dar a luz a los gemelos. Al dar a luz la Madre Tierra murió; entonces, ya muerta, le hicieron una operación cesárea para poder sacar a los cuatrillizos. El primero que nació fue Deminán Caracaracol, Piel Áspera o Piel Sarnosa, quien no supo quién fue su padre. Este ser mágico fue el líder de ellos, pues sus hermanos lo seguían adonde fuera y en lo que hiciese. Se pensaba que los cuatro eran el producto de las relaciones entre la Madre Tierra y el Padre Cielo, llamado Yúcahu o Yucahuguana, El Ser de la Yuca. Este dios no tiene principio ni fin; era ciego, inmortal e invisible; y tenía una madre que se llamaba Atabey, Madre de las Aguas.
Un día, Deminán fue a la casa de Yaya, seguido de sus tres hermanos. Los cuatro gemelos fueron a coger la calabaza de los peces y se comieron a los animalitos, aprovechando que su padre estaba distraído viendo sus conucos de maíz y de yuca. Cuando Deminán oyó que su padre se acercaba, en su prisa por huir, tiró la calabaza al suelo; se rompió e inundó la tierra lo que propició que se formaran los mares y los muchos peces que viven en ellos. Asustados por lo acontecido, los gemelos divinos huyeron de su padre y se llegaron a la puerta de un anciano que era el Dios del Fuego, se llamaba Bayamanaco, Sacerdote Principal, y guardaba el cazabe (pan de yuca) y una droga alucinógena conocida como cohoba. Deminán le pidió pan al viejo, pero éste se enojó y le escupió en la espalda cohoba. La espalda se le hinchó y los hermanos con un hacha se la abrieron. De la herida salió una tortuga hembra. Los hermanos decidieron construir una casa y en ella criaron a la tortuga. Esta tortuga-mujer fue la que parió a todos los hombres que habitan la Tierra, pues cohabitó con los cuatrillizos. En algunas versiones se la conoce como la Mujer-Carey y en otras como Caguama. Bayamanaco fue un impulsor de la creación de los hombres por haber herido al dios; y además es el héroe cultural por excelencia de los indios taínos.
Otra versión nos cuenta que los taínos surgieron del útero de la Madre Tierra, simbolizado por una cueva de nombre Iguanaboina, la Cueva de la Serpiente Parda, que se encontraba localizada en el este, en donde gobernaba el cacique Mautiatihuel, Señor de la Región del Alba. De esta misma cueva salieron el Sol y la Luna. Vivían una la caverna cósmica, la cual abandonaban cuando tenían que salir a alumbrar el día o la noche, a través de la bóveda celeste. En esta misma cueva nacieron los siameses: la lluvia, Boinayel, Hijo de la Serpiente Parda; y la sequía Márohu, Sin Nubes.
Antes de salir del útero se dice que en el oeste existía una montaña llamada Cauta, la cual tenía dos cuevas: Cacibajagua y Amayaúna. De la primera surgieron los tainos y de la segunda el resto de los hombres. En la cueva de los tainos había guardias que impedían la salida; sin embargo, un día Mácocael, Sin Parpados, pudo salir y el Sol se lo llevó y lo convirtió en piedra, de ahí el origen de los minerales. Otros tainos lograron salir y se convirtieron en árboles de jobos. El jobo es un árbol divino; de ahí el origen de las plantas; Yahubaba, salió a recoger hierba antes del amanecer y el Sol lo convirtió en pájaro de canto mañanero: el Yahubayael; y de ahí tuvieron origen los animales.
Para los tainos el mundo está dividido en cuatro partes y una central, en donde reina el Sol y su hermano mellizo Guatauba, Señor del Trueno, quien había creado las montañas y el fuego. Coatrique era el gemelo nocturno de la muerte, y reinaba sobre las trombas de agua. El Coaibai, es el Paraíso taino, a donde van los muertos, situado en el extremo de la isla en Soraya; en él se encontraban Maquetaurie Guayaba, Dios de la Muerte y Taicaraya, la Luna Buena.