Los aymarás se encuentran localizados, principalmente, en el altiplano de Bolivia y Perú, y en una parte de Chile. La mayoría se encuentra a orillas del Lago Titicaca. Actualmente, existen cerca de 1.6 millones de aymarás. En Bolivia habitan en los Departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba. En Perú se encuentran localizados en los departamentos de Puno, Moquegua y Tacna.
En Chile se ubican en las regiones de Tarapacá y Antofagasta. Hablan la lengua aymará que pertenece al grupo quechuamarán de la Familia Andina-Ecuatorial.
Cuentan los indios aymará que en el principio de los tiempos todo era oscuridad. En un momento dado, el dios Apu Kon Tiki Illa Ecce Viracocha -el Señor del Principio o de la Luz Eterna, Supremo Ser del Agua, la Tierra y el Fuego, divinidad invisible y creadora, el Señor y Maestro del Mundo-, surgió de las aguas del lago Titicaca creó el Cielo y la Tierra, los animales y a unos hombres gigantesco elaborados con barro. Todas las criaturas creadas vivían en la más completa oscuridad.
Wiraqucha o Viracocha, Creador de los Andes, recibía diferentes nombres: Ticci “principio, origen y causa”, y Pachayachachic, “sabiduría”. Tuvo tres hijos que se llamaron Imaymana, Taguacapa y Tocapo, quienes le ayudaron en la tarea de la Creación. O mejor, el dios tenía una estructura cuatripartita, pues de él emanaron Tocapu Viracocha, Imaymana Viracocha y Taguacapa Viracocha.
Los hombres de barro no fueron obedientes con el dios Viracocha, no llevaron a cabo las normas y preceptos que había establecido, para que los hombres pudieran vivir en armonía. Enojado por tal actitud y por la corrupción y codicia que reinaba entre las criaturas vivientes, el dios las convirtió en piedra y les envió el Unu Pachacuti, el Agua que Trastornó la Tierra, en forma de una gran tormenta. Con el diluvio que provocó tal cantidad de agua, el mundo se terminó. Poco después, las aguas volvieron a su estado habitual y la Tierra se secó. Este acontecimiento tuvo lugar en Tiahuanaco, lugar sagrado al sur del lago Titicaca.
Sin embargo, no todo desapareció algunos hombres lograron salvarse del diluvio, porque huyeron a las montañas más altas, y ahí vivieron como tribus salvajes. Viracocha no estaba conforme con que algunos hombres se hubiesen escapado a su ira y fueran ahora unos salvajes. Entonces, le pidió al Sol viejo, que enviara a su hijo, llamado Manco Capac y a su hija Mama Ocllo, quienes habían nacido de la espuma del lago Titicaca, para que reformara a los salvajes y les diera civilización. Manco Capac llevaba un bastón de oro y la consigna de que donde el bastón se enterrara, se fundaría una ciudad. El bastón se hundió junto al monte Wanakauri y se fundó la ciudad de Cusco, donde Manco Capac y Mama Ocllo dieron inicio a su labor civilizadora.
Poco después de la destrucción del primer mundo, el dios Viracocha decidió hacer una segunda creación. Primero creó al Sol nuevo, y con él el día y la luz. El Sol, Inti, Padre de la Humanidad, salió del lago Titicaca que estaba en la provincia del Collao. Asimismo, Viracocha creó a la Luna, Mama Quilla, quien fuera la esposa y hermana de Inti; a más de todas las estrellas que iluminaron el Cielo; con ello quedó hecha la bóveda celeste.
En esta segunda creación, Viracocha mandó a Imaymana Viracocha y a Tocapu Viracocha a poblar la selva del oriente y la costa del occidente. A Tunapa, sirviente y antagonista de Viracocha, decidió matarlo y enviarlo a la isla Titicaca. Amarró su cuerpo muerto a una balsa y la arrojó al lago. Al llegar a la orilla, el bulto funerario chocó y dio lugar al curso del río Desaguadero. La balsa se fue navegando hasta sumergirse en el lago Poopó y llegar al mar por medio de una corriente subterránea.
A Inti, se le representa en forma de un elipsoide de oro. Es el creador adorado y reverenciado al que se le continúan pidiendo favores, para solucionar los problemas y curar las enfermedades, así como para propiciar las buenas cosechas. Inti beneficia con su calor la Tierra y hace madurar a las plantas. Reina sobre el ser humano en el mundo de en medio; es decir, en la Tierra
Mama Quilla, la Luna, es la encargada de regular la menstruación de las mujeres y se la representa como un disco de plata. Es la Madre del Firmamento que tiene como guardián a Chasca, Venus. Las mujeres la veneraban porque les concede favores, pues son sus preferidas.
Una vez que estuvo hecha la bóveda celeste, Viracocha decidió crear personas de piedra, quienes vivirían en cuevas alrededor de las fuentes y los ríos, formando pequeños grupos comandados por un jefe y sus ayudantes. Viracocha tenía un compañero, Inti, El Pájaro Mago, el picaflor de oro y mensajero de los dioses, que poseía la capacidad de conocer el futuro. Cuando Viracocha hizo a la primera pareja en seguida la destruyó, porque no le gustó. Intentó de nuevo y la volvió a hacer tallándola en piedra, Satisfecho, creó más parejas que fue situando en varios sitios estratégicos de acuerdo a los rumbos cósmicos y las paquinas (lugares sagrados). Les dio nombre y vida. Titi, un hermoso y resplandeciente puma que vivía en la cima del mundo, había llegado del mar en una balsa con velas. Fue el encargado de enseñarles a los hombres a navegar y a pescar, a saberse comportar, y a aprender las técnicas de varios oficios. Hecho lo cual Titi desapareció para siempre. La primera pareja que creó Viracocha se llamó Atay Imapurancapia y Urochombe y vivieron en Tiahuanaco en donde procedieron a multiplicarse.
Terminada su segunda etapa de creación, Viracocha se fue al norte y llamó a todos los seres a los cuales había dado vida, les indicó el camino correcto en la vida, se metió al mar y desapareció.
Al espacio universal el Creador lo estructuró en tres capas: el Arajpacha, (Hanan Pacha) el Cielo, en el oriente, conformado por la luz y la vida. Ahí se originaron la vida, el agua, las lluvias y el Sol. Es el Cielo donde moran Viracocha, Inti, Mama Quilla, Pacha Mama, Cocha e Illapa, Dios, la Virgen y los Santos Patronos. Todos encargados de mantener el orden en el cosmos. A este Cielo van las almas de los justos, quienes deben cruzar un puente tejido de cabellos para llegar a él. Las casas y los templos deben dirigirse hacia esa dirección. La segunda capa se llama Aka Pacha (Kay Pacha), Nuestro Mundo, la Tierra, que tiene un centro u ombligo, por donde atraviesan dos líneas (en sentido horizontal y vertical) que dieron origen a los puntos cardinales. En este lugar se encuentra el mundo de las semillas. El Aka Pacha es lo que Está Acá; se ubica entre el Cielo y el Infierno, entre la vida y la muerte; es el espacio donde transcurre la vida cotidiana de los aymarás. En él moran algunos espíritus y todos los animales. En el Akapacha, existen tres divinidades simbólicas: Mallku, el espíritu de las montañas que circundan el territorio en que habitan los indios y protegen a las personas; Amaru, relacionada con el agua de los ríos y de los canales de riego, es la Germinadora de Vida que brinda su semen a la Tierra para que proporcione frutos; y la Pacha Mama, La Madre Tierra, que otorga buenas cosechas a los esfuerzos de los hombres en sus labores agrícolas, y a quien se le paga con libaciones y ceremonias rituales. Pacha Mama es la Madre Tierra, la diosa de la fertilidad. Pacha Mama simboliza la Tierra, el espacio, el tiempo y el universo. La diosa suele vivir en el Carro Blanco -El Nevado de Cachi-, lugar donde se encuentra un lago rodeando una isleta. La Pacha Mama unifica el pasado con el presente, porque el pasado ha generado al presente, así como el presente va formando al futuro. Es la diosa protectora de la naturaleza, incluyendo al hombre. En su interior viven tres personas: la Pacha Tierra, la Pacha Ñusta y la Pacha Virgen. La tercera capa Manqhapacha (Hinan Pacha) es el mundo de los muertos y donde las almas se mueren de sed pues no hay agua ni vegetación; es el lugar de los no natos y de todo lo que está debajo de la Tierra. A este mundo se puede acceder por medio de las fuentes, las cuevas y las aberturas de la tierra situadas en el oeste. En él moran el demonio y los condenados; existen fuerzas destructivas, pero hasta cierto punto controladas. Hacia allá se fue Viracocha, a la Gran Cocha en el Océano Pacífico, cuando hubo dado fin a la Creación. Entre el Arajpacha y el Manquepacha el aymara trata de encontrar el equilibrio, Tinku, y la armonía para poder vivir.
Estos tres mundos se encuentran comunicados entre sí por medio de dos grandes serpientes, que pasan de abajo a arriba. Una de ellas tiene la forma de un gran río y es la fuente de las aguas. La otra serpiente cuenta con dos cabezas: una arriba y otra abajo. Con la inferior se come a los animales que se encuentra en la superficie terrestre; y con la superior a los insectos que vuelan. Casi no puede moverse y tiene la apariencia de un árbol.
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