Tlatilco

Los primeros pobladores que llegaron al Valle de México fueron tribus nómadas que se asentaron en la zona y se dedicaron a la caza de aves, animales pequeños y mamuts. Dos mil años antes de Cristo dio inicio el proceso de sedentarización. La Etapa Lítica tuvo una duración que abarca desde la llegada de grupos a América que va de alrededor de 33,000 a.C. o más, hasta 2,500 a.C. en que da inicio el Período Preclásico con la aparición del sedentarismo y la cerámica. En los primeros quinientos años del Preclásico se formaron comunidades aldeanas igualitarias en lugares como Ticomán, Zacatenco, Tlatilco, El Arbolillo, Copilco, Ticomán y Cuicuilco.

En Tlatilco, cuyo nombre significa “oculto en la tierra” (aunque existe otra versión del significado del nombre: “lugar de tierra negra”), se asentó una de las primeras culturas del Valle de México. Ocupó las orillas del antiguo Lago de Texcoco, ubicado hacia el Oriente del actual Estado de México, en el Período Preclásico Medio (1500 a.C.-500 a.C.) donde los tlatilcas se distribuyeron hacia 1450 a.C.

Su origen se encuentra en el desarrollo temprano de El Arbolillo y Zacatenco, con influencias de la cultura olmeca que se encuentran en la representación de felinos y en ciertos rasgos en muchas de las figurillas encontradas.

La cultura de Tlatilco fue una de las primeras en conocer la agricultura, misma que tenía como base el maíz, la calabaza y el frijol. La siembra se efectuaba por medio de la coa, en terrenos donde se emplearon para limpiarlos los métodos de tala y roza. Los hombres de Tlatilco cazaban los animales terrestres y acuáticos (peces, tortugas, sapos, osos, etc.) propios de la zona, y enriquecían su dieta con productos que recolectaban (frutos silvestres, raíces, tubérculos)

Los hombres que vivieron en Tlatilco conocían ya la alfarería y la cestería, además de practicar la mutilación dentaria y la deformación craneal. En el sitio arqueológico se han encontrado muchas figurillas: unas son grandes, pintadas de rojo y huecas; mientras que otras son sólidas, de pequeño tamaño que representan mujeres desnudas con bellos y elaborados tocados, que a veces portan faldellines y presentan pintura corporal. Existen también figuras de dos cabezas, de personas deformes o jorobadas, y de personas que tenían a su cargo un determinado oficio como contorsionistas y jugadores de pelota. En cuanto a las vasijas, en Tlatilco se han encontrado jarrones de tres patas, botellas con asa, cajetes, y otras que representan animales y calabazas, para mencionar sólo algunas.

Los tlatilcas conocían el culto a los muertos y las sepulturas; los entierros se acompañaban de ofrendas de comida, artículos de uso diario y de figurillas de cerámica. En las tumbas se han encontrado figuras que presuponen un arraigado culto a la fertilidad, representado por figuras que presentan diosas de grandes senos, amplias caderas y marcado sexo.

Los poblados tlatilcas se encontraban dispersos en grandes terrenos, asentados cerca de los lagos y los ríos. Sus viviendas estaban hechas de materiales muy perecederos, de las cuales no han quedado restos. Los patrones de asentamiento son muy complejos, determinados por la jerarquía social y por el oficio que practicaban sus ocupantes.

Durante la etapa del auge de Tlatilco, debido en gran parte por el grupo olmeca que llegó alrededor de 1300 a.C., existieron relaciones comerciales con otros pueblos. Las mercancías más empleadas para tales transacciones fueron el cinabrio, el jade, la obsidiana, los chalchihuites y las piezas de alfarería. Pero el intercambio no se limitó al aspecto comercial, sino que también abarcó el intercambio de costumbres y rasgos culturales de otros grupos.

En cuanto a la organización social, los tlatilcas estaban organizados en clanes totémicos. En Tlatilco vivió una sociedad estratificada. Los señores gobernantes no se dedicaban ni a la pesca ni a la agricultura, sino que eran los campesinos en quienes recaía esa tarea. Los brujos o chamanes ocupaban una posición muy importante y se ataviaban fastuosamente para realizar sus ceremonias, y para llevar a cabo diferentes ritos como los de pubertad, y los que se desarrollaban en el juego de pelota y en las festividades agrícolas.

En cuanto al aspecto físico de los tlatilcas, un artículo referente a Tlatilco, aparecido en Historia del Arte Mexicano, nos dice que: Los primeros habitantes de Tlatilco eran al parecer individuos de estatura media, casi delgados, de nariz recta, ojos ligeramente oblicuos, pelo liso y boca relativamente fina, pero la llegada de los olmecas va a influir de alguna manera en todos esos primeros rasgos; se empiezan a modelar representaciones da individuos con otras características, en las que se resalta la estatura baja, los cuerpos obesos y se practicaba la deformación craneana considerada como un rasgo de belleza en esa época. Para efectuar la deformaci6n del cráneo se utilizaba una especie de tablillas alrededor de la cabeza y se colocaban desde que el individuo era niño.  Se practicaba la mutilación dentaría, desgastando los dientes o haciendo incrustaciones con jade u otro tipo de material, la intención de hacer mutilaciones era para dos propósitos: uno para fines estéticos, y el otro para dar un aspecto de ferocidad…

Según el arqueólogo Roberto García Moll, los tlatilcas medían de 1.50 a 1.60 metros de estatura, aunque las evidencias más antiguas testimonian que eran aun más pequeños. La edad promedio no alcanzaba sino los treinta años de vida, y supone García Moll que la mortalidad infantil era muy alta. El antropólogo afirma que muchos de los esqueletos por él estudiados, presentan deficiencia de hierro, lo cual provocaba enfermedades mortales por la anemia producida.

Hasta aquí nuestra breve reseña de Tlatilco, una de las culturas más destacadas y antiguas del Valle de México.

 

 

 

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