¡Salve, Osiris, padre mío! He venido a cuidar de ti para que así tú cuides mi cuerpo que aquí está. Estoy intacto como mi padre Khepri, eso es, (soy) uno de los que se parecen a aquel que no muere nunca. ¡Ven, entonces! Mi aliento supera (al) tuyo, señor del aliento, más prestigioso (que) tus semejantes, y (hasta) soy más duradero que tú. Has hecho de mi un poseedor de sepultura (y) me has hecho acceder al País de la Eternidad, como hiciste con tu padre Atum, gracias a lo cual su cuerpo no conoció la putrefacción, porque así es quien no sufre nunca destrucción. Libro de los Muertos. Fórmula para no dejar que el cuerpo sucumba.
Seguir leyendo …