Todos los sistemas de escritura en Mesoamérica alcanzaron un considerable desarrollo. Aquellos que se han podido descifrar, demuestran que nuestros antepasados combinaban logogramas -unidad mínima que representa una palabra, un lexema o un morfema- con elementos silábicos -sonidos consonánticos acompañados de vocales distribuidos en patrones propios de una determinada lengua- a los que llamamos jeroglíficos, o simplemente glifos.