Los inicios de nuestro idioma I

El español es una lengua romance del grupo ibérico, y la tercera más hablada en el mundo, por más de cuatrocientos millones. El español fue impuesto por los conquistadores tuvo su origen como un dialecto del latín vulgar en las zonas de Cantabria, Burgos y La Rioja, de donde se extendió al reino de Castilla, donde llegó a ser el idioma del gobierno, hecho por el cual tomó el nombre de castellano. A la caída del imperio romano, el latín culto fue perdiendo importancia, misma que adquirió el latín hablado por el pueblo, y se dio origen a diversas variedades romances hispánicas.

Los orígenes y los estratos del español. Sin embargo, los orígenes de nuestra lengua datan de cuando los primeros pobladores de la Península se asentaron a los lados de los Pirineos y hablaban una lengua que aún sobrevive: el vasco. En la costa de Levante se establecieron los iberos, cuya cultura posiblemente provenía de las costas africanas del norte.

En las postrimerías de la Edad de Bronce, por Andalucía llegó una tribu llamada tartesia o turdetana que procedía de Asia Menor, y conquistó a los iberos. Los fenicios llegaron a España hacia 1110 a.C. y establecieron Gádir (Cádiz) que significa “recinto amurallado”, y otras ciudades en las costas meridionales. Les siguieron los cartagineses, quienes fundaron la nueva Cartago (Cartagena), capital de las tierras conquistadas en España. De origen fenicio es la palabra Hispania, que quiere decir “tierra de conejos”. Posteriormente llegaron tribus de ligures, provenientes del norte y centro de Italia, y aunque su arribo ha sido una controvertida hipótesis, han quedado ciertos toponímicos de origen ligur, como por ejemplo Langa y Toledo. Hacia el siglo VII, penetraron en España los celtas, para instalarse en Galicia, sur de Portugal, regiones altas del centro y Sierra Morena. Este grupo se mezcló con los iberos y formaron un grupo de pueblos conocido como Celtiberia, en la parte central y baja de Aragón.

Hasta la llegada de los romanos no existía una unidad lingüística en la Hispania. Cada grupo invasor conservó su propia lengua, usando los alfabetos ibérico y tartesio. Así en la Península se hablaba griego, fenicio, cartaginés, celta, ligur, a más del vascuense, de origen absolutamente desconocido. Aunque existen dos hipótesis al respecto: una que relaciona al vasco con las lenguas camitas de África y la otra con las lenguas del Cáucaso. Son de origen vasco vocablos tales como pizarra, chaparro, boina, cencerro, aquelarre, laya, ascua, entre otras muchas más.

Cuando en 206 a.C. los romanos llegaron a España, impusieron su cultura y sus instituciones, y parte de la cultura griega de la que se habían nutrido. Poco tiempo después habían levantado ciudades en la Hispania conquistada, siendo la primera Itálica. La lengua oficial de los romanos era el latín, que se impuso como lengua en todo el Imperio Romano, incluyendo España.

El latín pertenece a las llamadas lenguas itálicas, derivadas del indoeuropeo, lengua madre de casi todas las lenguas que se hablan en Europa: las lenguas célticas, las lenguas germanas, las lenguas eslavas, las lenguas escandinavas, el griego y el albanés.

Del latín hubo dos formas: la culta y la vulgar. El latín culto lo empleaban los escritores y gente de saber; en cambio el latín vulgar era hablado por el pueblo romano. Fue éste último el que se impuso en todas las colonias del Imperio Romano. Entonces empezaron las formas dialectales, pues cada colonia lo hablaba de forma un tanto diferente, hasta que cada una se hizo tan diferente de la otra que se fueron diferenciando hasta convertirse en lenguas diferentes; a saber: español, francés, italiano, provenzal, catalán, gallego-portugués, retrorrománico, rumano y sardo. A estas lenguas se las conoce como lenguas romances.

No se conoce mucho acerca de cómo era el latín vulgar, ya que al ser hablado por el pueblo, no queda documento escrito. Sin embargo, existe un documento escrito por gramáticos latinos, llamado Appendix Probi, en el que se señalan y censuran las formas latinas vulgares comparadas con el latín culto., lo que permite deducir ciertas formas estructurales del latín vulgar,

La dominación romana en España terminó en el siglo V d.C., cuando cayó el Imperio, y otros grupos invadieron la Península Ibérica, tales como los bárbaros visigodos, los árabes, los franceses, entre otros. El castellano se consolidó como lengua oficial de España en el siglo XIII, gracias al rey Alfonso X, apodado El Sabio. Libre de la dominación cultural romana, el latín en España fue adquiriendo diferentes modalidades según la región y los grupos que lo hablaban y adquirió nuevos vocablos de cada uno de los pueblos que llegaron a territorio hispano.

Así, en el año 409 d.C. grupos germanos entraron a España, atravesando los Pirineos, un grupo de tribus germánicas: los suevos, los vándalos y los alanos. Los alanos fueron exterminados en poco tiempo, los vándalos emigraron a África, pero los suevos permanecieron por más tiempo. De procedencia germánica son las voces: jabón, tejón, burgo, guerra, guarnecer, espuela, falda, cofia, lonja arpa, sala, etcétera.

Los visigodos, también de estirpe germana, llegaron a España a principios del siglo VI, para establecerse en la Meseta Castellana, pues su reino había sido destruido por los francos. Al principio los visigodos no se mezclaron con los hispanos, pues practicaron la endogamia, pero al paso del tiempo, y por la abjuración de Recadero en 589, los dos grupos se unificaron, y los hispanos aprendieron costumbres visigodas, como el derecho y la conciencia de la unidad. La influencia lingüística visigoda no fue muy grande, pues al romanizarse abandonaron el uso de su idioma. Sin embargo algunas palabras quedaron: brotar, espeto, hato, realengo, abolengo.

En 711, los árabes imbuidos por las doctrinas de Mahoma, emprendieron la Guerra Santa y en sólo siete años, conquistaron España. Venían acompañados de berberiscos y sirios. Establecieron su capital en Córdoba, donde se desarrollo una esplendorosa civilización islámica. Con ellos floreció la cultura, la agricultura, la industria y el comercio. Al territorio conquistado, que alcanzaba a las dos terceras partes de España, se le llamó el Andaluz, y en él se hablaba el árabe, aun cuando los hispano godos seguían hablando su lengua. Mozárabes fue el nombre que recibieron los habitantes y la lengua hablada en el Andaluz. Los califas y reyes de taifas formaron ricas bibliotecas como la de Alhákem II y se convierten en mecenas de los sabios.Obviamente, después de siete siglos de dominación árabe, el español recibió mucha influencia de la lengua árabe. Veamos algunos ejemplos: algodón, azucena, añil, fanega, maravedí, ojalá, alborozo, alférez, acicate, algebra, alambique, cenit, y muchas palabras más,pues el legado fue sumamente abundante. Además, los árabes trajeron al español palabras del sánscrito como ajedrez; del griego, acelga; y del persa, jazmín, azul, y naranja. Cuando en el siglo VIII los árabes invadieron la Península, se delimitaron dos regiones: Al-Ándalus donde se hablaban dialectos romances llamados mozárabes, aparte del árabe y del bereber; y la parte en donde se había formado los reinos cristianos, y que dio lugar a la formación de variantes romances tales como el catalán, el aragonés, el asturiano-leonés, el gallego, y, por supuesto, el castellano. Este último dialecto se origino en Castilla y recibió influencias árabes y vascas. Se expandió hacia el sur debido a la Reconquista.

El español, o mejor el romance, siguió su evolución hasta el siglo XI, se continuaban redactando los documentos oficiales en latín, pero ya con ciertas filtraciones del romance. Pero, en el siglo XI, el rey Sancho El Mayor, abrió el camino a Compostela, y devotos de muchos lugares de España y de Francia, acudieron a venerar en peregrinación al santo Santiago, Se erigieron algunas ciudades en el camino de Francia a España, lo que propició que la lengua romance recibiera muchos préstamos franceses como vianda, vinagre, vergel, homenaje, fraile, mesón, etcétera.

El español o romance. Se puede considerar que el español como lengua ha pasado por tres períodos: el medieval (castellano antiguo), que abarca del siglo X al XV; el moderno, que comprende del XVI a finales del XVII; y el contemporáneo que inicia desde la fundación de la Real Academia de la Lengua Española hasta la actualidad. Veamos un poco de este español medieval.

En el siglo XIII, Alfonso X, ordenó componer en lengua romance la Biblia, obras históricas, legales y astronómicas, haciendo a un lado al latín hasta entonces empleado en estos menesteres y oficializando el uso del español.

Los primeros textos literarios que se escribieron en lengua romance fueron las muwaššaha, escritas en árabe y en hebreo, pero que insertaban grandes párrafos en romance al final de la composición, llamadas jardža. Y, sobre todo, el incomparable Cantar del Mío Cid, escrito en castellano con variantes regionales.

El romance, en ese entonces, tenía una serie de fomenas que actualmente se han perdido. La letra x representaba un sonido prepalatal fricativo sordo, como la sh inglesa (š); g o j, ante e, i, era un fonema prepalatal sonoro casi siempre africado (dž), como en la palabra italiana peggio (entre vocales se convertía en fricativo (ž), como en el catalán ajudar; la sibilante c, (ç) ante e,i, se pronunciaba ts, por ejemplo braço= bratso. La z equivalía a ds con la s sonora: vezini=vedsino. La s entre vocales era sonora como en el vocablo catalán Roser, y se distinguía de la ss que era sorda, como en piso. La b se pronunciaba oclusiva: cabeça , y la v (escrita también u), era fricativa: cavallo. La f- inicial del latín, se convirtió en una aspiración en la lengua hablada, aunque se conservó en la escritura. *

Habían desaparecido las declinaciones del latín, sustituidas por las preposiciones que marcaban la función de las palabras en la oración. El verbo haber tenía el significado de poseer: Gil había dos tazas. Los adjetivos posesivos iban precedidos del artículo, ejemplo: los mis ojos lloran. Los verbos intransitivos se auxiliaban con ser: una strela es nacida, sin embargo aparecía ya aver: a Valencian an entrado.

Valgan estos ejemplos para demostrar que el español antiguo difería mucho del actual, y que para la mayoría de los no versados en los estudios estructurales de la lengua española, es necesario una traducción de los textos antiguos. Salvo para algunos pobres estudiantes (entre los que me cuento), que tuvieron que leer el cantar del Mío Cid en este hermoso y sonoro español arcaico. Veamos una parte del texto de este guerrero que luchó ya muerto:

Delos fos ojos tan fuerte mientre lorando,

Tornaua la cabeça τ eƒtaua los catando.

Vio puertas abiertas τ vços fin canados,

Alcandaras uazias ƒin pielles τ fin mantos

E fin falcones τ fin adtores mudados.

Soƒpiro myo Çid, ca mucho auie grandes cuydados.

Ffablo myo Çid bien τ mesurado…

Cuaderno 1 del Cantar del Mío Cid, cuya primera hoja está perdida.

 * Ejemplos tomados de Rafael Lapesa, Historia de la lengua española.

 

 

 

 

1 comentario en “Los inicios de nuestro idioma I”

  1. Oct22 Me gusto mucho aprender de este tema, casi no hay muchos que hablan de esto pero, quisiera agregar que ahora los tipos de tipografias han ido evolucionando, y cambiando por ejemplo el que mencionas â€BâsitroScriptœ€ y “Los Nidos”. casi no lo usaban para paginas web y ahora si.

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