En nuestro país actualmente viven alrededor de quince mil ochocientos cincuenta gitanos romaní. Muchos de ellos se dedican al comercio, otros a la danza, la música, el canto y la adivinación. A México han llegado por oleadas. La primera de ellas tuvo lugar en el año de 1498, durante el tercer viaje de Cristóbal Colón; fue entonces llegaron a América los primeros gitanos calés, cuyos nombres eran Catalina, Macías, Antón y María de Egipto. Estos egipcianos, como se les llamaba en ese tiempo, venían de España, ya que por disposición de los Reyes Católicos habían sido sacados de los reinos de Castilla y Aragón como parte de su política unificadora. Los reyes hispanos decretaron que las gitanas de quince y diez y seis años, deberían ser llevadas al continente, y los hombres a las islas caribeñas. Así pues, muchos gitanos hombres llegaron a la Isla Española. Esta medida separatista intentaba evitar la reproducción entre ellos, a fin de controlar el número de gitanos existentes.
Poco después, en 1570, Felipe II prohibió que los gitanos viajasen a América, y ordenó el regreso de los que se encontraban ya en suelo americano; pero a pesar de ello, muchos ilegales emigraron clandestinamente, ingresando a través de las colonias no españolas en dicho territorio, tales como las pertenecientes a Holanda, Portugal, Francia e Inglaterra. Muchos de ellos llegaron a la Nueva España.
A todos los gitanos romaní se les consideraba vagabundos, arrochelados; es decir, rebeldes ante la autoridad, que iban en grupos formados por familias, sin domicilio fijo, sin trabajo y cometiendo mil y una fechorías. Asimismo, existen muchos juicios del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en los que se les acusa de llevar a cabo la brujería y la magia negra.
Carlos III, a través de su Pragmática, propuso a los gitanos otorgarles el permiso de residir en la Nueva España con un domicilio y trabajo fijo, a cambio de que renunciaran a su modo de vida trashumante, a su vestimenta y a su lengua: el romanés caló. De no aceptar la propuesta, se les consideraría vagos con todas las represalias que eso conllevaba. Los gitanos no aceptaron.
En el siglo XIX, Francisco José I de Austria, en 1864, envió a muchos gitanos a México para que apoyasen al emperador Maximiliano en su efímero reinado en el país, los cuales acudieron gustosos a fin de escapar de la terrible discriminación y el maltrato que sufrían en Europa. Poco después, muchos gitanos romaníes llegaron de varias partes del Viejo Mundo. Esta inmigración abarcó desde 1880 hasta 1900, año en el cual llegaron a México cien familias romaníes que se asentaron en Veracruz, conocidos como grupo ludar.
En 1933, México prohibió la entrada de gitanos, pero a pesar de ello, muchos llegaron desde el reino Húngaro, y se decían ser de nacionalidad húngara para poder residir en el país que los rechazaba en cuanto confesaban ser gitanos. A estos gitanos los miembros del grupo ludar les llamaron romaníes gurbet, que significa forastero en idioma turco. A su vez, los gurbet se referían a los ludar como boyásh.
Actualmente, encontramos gitanos establecidos en el estado de Veracruz (la región de los Tuxtlas), en Guadalajara y Zapopan en el estado de Jalisco donde viven cincuenta clanes gitanos, y en la Colonia del Valle de la Ciudad de México. Forman parte de las minorías étnicas de nuestro país, minoría que trata de salir del anonimato y de la discriminación y los prejuicios que aún imperan contra ellos. A fin de dar a conocer la cultura gitana, Ricardo Pérez coordinó la realización del libro La Lumea de noi. Memoria de los ludar de México en el cual se escribe acerca de la cosmovisión de los gitanos, de su origen, de su memoria histórica, y de su participación en la sociedad mexicana.
Dos destacados gitanos son Alfonso Mejía-Arias y Pablo Rafael Luvinoff Arroniz. El primero de ellos es un músico gitano nacido en Veracruz que también escribe y se dedica a la política. Cursó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Música de México, ciudad en la que radica actualmente. Se especializó en música tradicional japonesa, reconocido en Japón como el primer ejecutante de shakuhachi hispano americano, una flauta japonesa que se toca verticalmente. Pablo Rafael Luvinoff fue un patriarca gitano que fuera asesinado en el año de 2010, por problemas entre clanes de la comunidad romaní. Oigamos una pieza tocada en shakuhachi
!Hola! Me encantó el articulo, quisiera usar la información para un trabajo escolar ¿cual es la fuente original de la información?
De antemano, muchas gracias
No se si tu seas la persona indicada para hablar de esto pero en este momento siento una gran impotencia y frustración debido a que en donde vivo hay una familia de gitanos que esta siendo discriminada de la forma mas vil y sencillamente no hallaba con quien poder desahogarme un poco. Yo no soy de origen romaní pero me siento mal de presenciar la injusticia de la que están siendo sujetos los miembros de esa comunidad que vinieron a habitar a mi colonia y no se que hacer.
Si tuvieras algún consejo o algun otro contacto con quien debiera platicar este tema, te lo agradecería mucho.
Alberto, entiendo tu preocupación, porque he sentido la discriminación en carne propia. Pienso que debes dirigirte a Derechoa Humanos para denunciar, aunque te diré que no creo en la instituciones en general. pero inténtalo. Te felicito porque eres una gran persona que se angustia con las arbitrariedades de este mundo. La diferencia enriquece NO empobrece! Saludos, Sonia
Hola quisiera ayudar. Cual es la ubicación tal vez los ven solos.
Hola Alberto, te saluda Miguel Capula, estudiante de Historia de la UNAM; te escribo porque estoy planeando realizar un cortometraje documental acerca de los gitanos en nuestro país, y ya que me parece un buen momento para hacer pública la indignante discriminación de que es objeto la comunidad de origen romaní en México, me gustaría dejarte mi correo para charlar más al respecto.
Recibe un saludo cordial.
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Facebook: Miguel Capula
Muchas gracias por la información. Buen artículo.