Los bezotes y los mexicas

Los pueblos mexicas gustaron de adornarse el cuerpo de distintas maneras. Por ejemplo, se perforaban la nariz con el fin de colocarse en ella turquesas y piedras preciosas. La perforación iba de un lado al otro del septum, cartílago delgado de la nariz. Dicha perforación corría a cargo de los sacerdotes. Las narigueras de forma tubular se llamaban “de barra”; otras, sugerían la forma de las mariposas y parte de ellas tapaban ligeramente la boca. Estas narigueras de mariposa simbolizaban al dios Xochipilli Macuilxóchitl, dios de las estaciones, los pájaros y las flores. Las narigueras colgantes y con rayos representaban a la diosa Coyolxauhqui, La que se Pinta las Mejillas con Cascabeles.

En los apéndices auriculares los señores mexicas llevaban orejeras, colocadas en orificios agrandados del lóbulo. La orejera, de forma cilíndrica, se insertaba en el orificio, de tal manera que la parte frontal estaba profusamente adornada de mil preciosidades y formas. Además, los mexicas emplearon los bezotes como una marca de rango y posición social. Los jefes de los comerciantes pochtecas de la sociedad mexica del Período Posclásico, usaban como rasgo distintivo un bezote de ámbar, conocido con el nombre de téntetl; los dirigentes militares y los grandes capitanes gustaban de llevar el tezácatl, bezote largo, y el tencolli o tencololli, que era un bezote curvo; ambos tipos estaban hechos con ámbar y demás materiales como el jade y el cristal de roca. Según nos relata Fray Bernardino de Sahagún, los nobles y los grandes señores de la sociedad mexicana los lucían durante las fiestas religiosas:

También traían un barbote de chalchíuitl engastado en oro, metido en la barba. Ya tampoco usan éste. También traían barbotes hechos de cristal, largos y dentro dellos una plumas azules metidas que le hacen parecer zafiro. Traían el bezo agujerado, y por ahí las traían colgadas, como que salían dentro de la carne.

Los mexicas llevaban a cabo una ceremonia para colocar el bezote por primera vez, la cual recibía el nombre de netenxapotlaliztli, ”horadación del labio inferior”, la cual se llevaba a cabo a la medianoche. El uso del bezote fue estrictamente reglamentado por Moctezuma Ilhuicamina (1398-1469) quinto tlatoani mexica, como nos informa Diego Durán, cronista de algunos aspectos de la sociedad mexica:

Salió determinada que sólo los grandes señores pudiesen usar bezotes de oro y de piedras preciosas y de orejeras y nariceras de oro y piedras ricas, y no otros, ecepto (sic, español antiguo) que los valientes hombres, capitanes y soldados de valor y estima podían traer bezotes y orejeras y nariceras de hueso ó de palo, ó de otra materia baja y no preciosa.

Los mexicas elaboraban bezotes de diversos materiales y piedras, y de muy variadas y bellas formas. Por ejemplo, existía el bezote pequeño, tempilolli; el mediano, téntetl; el largo y gordo, tezacatl; y el curvo denominado tencololli. El bezote curvo de ámbar se llamaba apozonaltencolollo, como el que usaba Moctezuma Ilhuicamina y Axayácatl, y algunos grandes señores de la sociedad azteca. El bezote largo lo empleaban los hombres de alta posición militar por sus valerosas hazañas en la guerra y por el número de prisioneros que hubiesen obtenido; a este bezote se le nombraba tezacatl. El bezote tezacatl de ámbar amarillo sólo podía llevarlo el Tlacatécatl, el más alto puesto de la milicia.

Según los informantes de Fray Bernardino de Sahagún, un solo dios llevaba el bezote. Se trata de Tlacochcalco Yáutl, Enemigo en la Casa de las Flechas, advocación de Tezcatlipoca, Señor del Cielo y de la Tierra, origen del poder y dueño de las batallas. Su bezote era largo, y, según Durán:

… en el labio bajo tenía un bezote de un veril cristalino en el cual estaba metido una pluma verde y otras veces acul que después de afuera parecía esmeralda o rubí, era este bezote como un geme (medida de distancia entre el pulgar y el índice) de largo…

Según la mitología azteca fueron los dioses Cintéotl, Macuilcalli, Chicunahui Itzcuintli y Nahualpilli, quienes enseñaron a los hombres a labrar las piedras preciosas y a hacer las nariceras y los bezotes en obsidiana, ámbar y cristal de roca.

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