Las primeras ascensiones al Popocatépetl

El Popocatépetl, El Cerro que Humea, volcán activo, se encuentra a 72 kilómetros de la Ciudad de México, mide 5,452 metros de altura. Por su belleza y dificultad muchas personas intentan ascenderlo. Algunos lo logran, otros quedan a medio camino. Pero, ¿quiénes fueron los primeros en ascender este magnífico volcán de fuego? Según nos cuentan las crónicas, cabe a los tecuanipas, grupo chichimeca que se asentó por el rumbo de Amecameca en el año de 1295, Tres Caña, la gloria de haber sido los primeros valientes que lo escalaron con éxito. Los tecuanipas procedían de Chicomoztoc, “el lugar de las siete cuevas”, cuando llegaron a la región chalca llevaron con ellos varios objetos de valor que les permitió ser aceptados por los pobladores anteriores como vasallos adoradores de Mixcóatl. Poco después fundaron el Señorío de Pochtlan-Tecuanipan. En una crónica de 1607, Chimalpain Cuauhtlehuanitzi nos dice: Y este Chalchiuhtzin fue el que trepo arriba del Popocatépetl buscando propiciar la lluvia, porque por entonces sol y sequía habían cobrado fuerza y había hambre y necesidad, según el saber de los ancianos. Allá arriba se flageló el Chalchiuhtzin. Según lo refieren los ancianos, llegó bien hasta la mera cabeza, hasta arriba del Popocatépetl y allí se flagelo. Él fue el único que pudo llegar de aquí, de Tecuanipan—Amecamecan…

Tiempo después, a la llegada de los conquistadores, los indígenas que habitaban las cercanías del Popocatépetl afirmaban que nadie era capaz de ascender hasta la cúspide del volcán, y a lo más que llegaban era a la mitad, donde se encontraban algunos templos dedicados a los dioses. Una versión nos relata que al oír que nadie podría nunca llegar a la cima, el guerrero Diego de Ordaz, se sintió picado en su amor propio y decidió emprender la ascensión. Acudió a pedirle permiso a Hernán Cortés, quien presto lo otorgó, pues comprendió la sed de aventuras y la osadía que motivaban a Ordaz. Además, su triunfo serviría para que los indios admiraran el valor de los hombres blancos. Así púes, en 1519

Y llevó consigo dos de nuestros soldados y ciertos indios principales de Guaxocingo; y los principales que consigo llevaba poníanle temor con decirla que luego que estuviese a de Popocatepeque… no podrían sufrir el temblor de la tierra y llamas y piedras y ceniza que de él sale y que ellos no se atrevían a subir más de donde tienen unos cúes que llaman los teules… Y todavía Diego de Ordaz con sus dos compañeros fue su camino hasta llegar arriba, y los indios que iban en su compañía se le quedaron abajo… según dijo después Ordaz… que al subir que comenzó el volcán a echar grandes llamaradas de fuego y piedras medio quemadas y livianas, y mucha ceniza y que temblaba toda aquella sierra… y que subieron hasta la boca, que era muy redonda y ancha…

Pero Ordaz no se desanimó y siguió adelante hasta lograr su objetivo. La segunda versión afirma que no fue Ordaz sino Francisco Montaño quien subió a la cumbre, por órdenes expresas del capitán para obtener azufre. Llegados a la cima, Montaño y un grupo de soldados le bajaron por el cráter montado en una canastilla para recoger el azufre que se encontraba en las paredes rocosas y que era indispensable para fabricar la pólvora que los españoles necesitaban para continuar con la conquista de México.

Por su parte, Hernán Cortés en la Primera Carta de Relación consigna: … y envié diez de mis compañeros (no menciona los nombres) … y con algunos naturales de la tierra que los guiasen, y les encomendé mucho procurasen de subir la dicha sierra y saber el secreto de aquel humo, de dónde y cómo salía. Los cuales fueron y trabajaron lo que fue posible para la subir, y jamás pudieron, a causa de la mucha nieve que en la sierra hay y de muchos torbellinos que de la ceniza que de allí sale andan por la sierra, y también porque no pudieron sufrir la gran frialdad que arriba hacía, pero llegaron muy cerca de lo alto, y tanto que estando arriba comenzó a salir aquel humo, y dicen que salía con tanto ímpetu y ruido que parecía que toda la sierra se caía abajo, y así se bajaron y trajeron mucha nieve y carámbanos…

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