En la sociedad mexica la vejez comenzaba cuando un hombrealcanzaba los 52 años, es decir, cuando se cumplía un siglo: transcurridos 52 vueltas del ciclo de 365 días y 73 vueltas del calendario adivinatorio. La persona que alcanzaba tal edad era respetado por la comunidad y se le eximía de muchas de las obligaciones que hasta entonces debía cumplir: ya no pagaba tributos, sus consejos se consideraban sabios y podía consumir el sabroso pulque: la “bebida de los dioses”. Ser viejo no equivalía a la exclusión de la sociedad; por el contrario, los viejos seguían activos y en ellos recaía la terea de concertar los matrimonios, las ceremonias religiosas, a más de interferir con sus consejos en los asuntos del trabajo, la familia y la guerra, pues se tenían muy en cuenta su experiencia y sus conocimientos acumulados en un siglo de existencia. Fray Bernardino de Sahagún nos refiere en su obra cumbre Historia general de las cosas de Nueva España:
El viejo es cano, tiene la carne dura, es antiguo de muchos días, es experto, ha experimentado muchas cosas; ganó muchas cosas por sus trabajos. El buen viejo tiene fama y honra, es persona de buenos consejos y castigos; cuenta las cosas antiguas y es persona de buen ejemplo.
Estas palabras se referían al buen viejo, pero también nos habla del mal viejo:
El mal viejo finge mentiras, es mentiroso, borracho y ladrón; es caduco, fanfarrón, es tocho, miente y finge.
Los calpullis, barrios, de la administración citadina mexica, se gobernaban por medio de un consejo de ancianos, a los que se llamaba Huehues, viejos, con injerencia dentro de la jurisdicción civil y criminal, y en otras decisiones que atañesen a su calpulli. Los calpulhuehuetque, los viejos del calpulli participaban en las ceremonias religiosas y se les consultaba en relación a los asuntos importantes que afectaban al barrio. Asimismo, cuando se nombraba a un nuevo tlatoani, jefe máximo de los indios, asistían los tecuhtlatoque, los soldados viejos y los ancianos no militares. Por su parte, los pochtecas viejos, los mercaderes, eran muy respetados y tenían muy grande autoridad. Los ancianos mexicas nunca dejaban de contar con la protección de la familia, encarga de su cuidado hasta su muerte.
Los mayas representaron simbólicamente al tiempo, Kinh, y al Sol, Ak Kin o Kinich Ahu, por medio de la figura humana cuyos rasgos son los de un anciano. Así, la máxima deidad, el Sol, representaba a un anciano. El dios Sol estaba vinculado con Itzamná, el dios más importante del panteón maya, el anciano creador del universo. Aunque también solíase representarlo como un animal fantástico, una mezcla de serpiente, cocodrilo y lagarto, con pezuñas y cuernos de venado. Desde su residencia en el Cielo dirigía al cosmos sentado en una banda astronómica, pues fue uno de los dioses que dibujaron las constelaciones. Fue el primer sacerdote de la cultura maya a quien se debe la invención de la escritura y los códices; de las ciencias y de los conocimientos. Creó a los hombres y al Mayab, el lugar donde debían residir; es por tanto el símbolo del Creador. En su faceta humana, Itzamná recibió el nombre de Zamná, gran sacerdote maya llegado con los clanes de Bacalar, los posteriores itzáes, para establecer Chichén Itzá.
Los antepasados, los moradores antiguos, fueron también ancianos, los k’ilis kah in yum; los ancianos fueron los primeros en existir sobre la Tierra, y los creadores de la vida humana, según nos cuenta el Popol Vuh:
¿Cómo haremos para formar otros seres que de veras sean superiores y sepan oír, hablar, comprender lo que dicen, nos evoquen y sepan lo que somos y lo que siempre seremos en el tiempo?
En la primera creación estuvieron los kinh, en la segunda los abuelos que fueran creados por los kinh, en la tercera los humanos surgieron de los abuelos. El anciano brujo sagrado, Ank’in Chilam Balam, quien profetizó en fecha 11 ahua katum la llegada de los conquistadores españoles, y quien dijo ahogado de sufrimiento:
¡Ay, entristezcámonos porque llegaron! Ay de Itza, brujo del Agua, que vienen los cobardes blancos del Cielo, los blancos hijos del Cielo… sólo de pecado se hablará, sólo de pecado será su enseñanza… Tendréis exceso de dolor y exceso de miseria.
Entonces los ancianos morirán y se terminarán los linajes, tal cual aconteció en la historia. Por tanto, los ancianos en la cultura maya se consideraban como transmisores de la sabiduría y profetas excelentes
Ojalá y se volvieran a retomar estás formas de vida y estos principios así como los valores bajo los cuales se regían nuestros ancestros.
La naturaleza viva se honra con las personas en Edad de la Inflorescencia. Personas mayores de 60 años de edad que arbitrariamente han llamado Personas de la Tercera Edad. Casi concluyo mi obra de nombre Edad de la Inflorescencia