LA AMPUTACION DE LOS DEDOS. Primera parte
Un dedo no puede levantar un guijarro. Proverbio de los indios hopis.
Paleolítico Medio. El concepto de mutilación en el cuerpo humano apareció desde el Paleolítico Superior (33,00 a.C. – 9,000 a.C.), junto con el tatuaje y la escarificación, debido a que los hombres de está época poseían ya un pensamiento metafísico, expresado en la cultura Musteriense (300,000-40,000 a.C.) con las ceremonias de enterramiento de los muertos que llevaba a cabo el Hombre de Neanderthal.
Entre las pinturas de las cavernas de la etapa de la cultura auriñaciense (3,800 a.C.), que se encuentran en Francia y en España, pueden verse sobre las rocas manos pintadas en técnica de negativo, las cuales presentan dedos amputados a propósito, según sostienen algunos investigadores. Para otros arqueólogos, el dibujante o los dibujantes de tales manos, en el momento de pintarlas debieron haber plegado los dedos, a saber el porqué. Sin embargo, dado que la amputación de las falanges de la mano izquierda ha sido una práctica muy común entre algunos grupos humanos de todos los tiempos, es factible pensar que ya desde aquellas remotas épocas se realizaba con fines mágico-religiosos. La modalidad de esta práctica o de cualquier otra, ha dependido de la época en que se realiza, del lugar geográfico, del grupo, de los mitos y de los tabúes de la comunidad. El origen de la mutilación casi siempre es desconocido, pero sus motivos son claramente culturales, sociales y religiosos: para asegurarse el beneplácito de los espíritus, como rito de iniciación, como señal de duelo, como un medio de quitar la mala suerte, como marca de pertenencia a una secta, entre otros motivos más.
El Cañadón del Río Pinturas. En Argentina, en el Cañadón del Río Pinturas, se encuentra una cueva con dibujos en sus rocas exteriores. Se trata de un sitio rupestre de suma importancia, donde se pueden ver, en positivo y negativo, dibujos de manos en colores negro, marrón y ocre, obtenidos de óxidos minerales. Las manos que aparecen en positivo se hicieron embadurnándose las palmas y los dedos con pintura y apretándolos con fuerza sobre las rocas. En cambio, las manos que fueron pintadas en técnica negativa fueron hechas pintando sobre la roca el contorno de la mano, como todos hemos hecho en nuestra infancia sobre un cuaderno. Todas las manos que aparecen en las rocas son muy pequeñas, y por eso los investigadores han querido ver manos de niños y de mujeres. Fueron pintadas en el período evolutivo que va de los 9,000 a los 3,000 años. En ellas se puede ver que las falanges han sido cortadas. Las manos están asociadas a símbolos geométricos, de serpientes y a círculos concéntricos. Como también hay escenas de caza, se ha creído ver en tales manos una intención ritual propiciatoria y de fertilidad, incluso algunos investigadores suponen que se trata de muestras de luto por la pérdida de algún amigo o familiar. Sea lo que fuere que motivara a los hombres de este tiempo a dibujar tales manos, es indudable que se trata de un ritual mágico-religioso, que tal vez se hacía año con año.
Dedos mutilados en algunos grupos actuales. Los hotentotes, los “tartamudos”, cuyo verdadero nombre es khoikhoi, “los hombres de los hombres”, constituyen un grupo nómada que habita el suroeste de África en los países de Botsawa y Namibia. Es costumbre entre ellos mutilar sus dedos a la altura de las falanges por razones de índole cultural. Por ejemplo, cuando una madre pierde a su primer hijo, le corta al siguiente que nace una falange de su dedo meñique. Esto se realiza con el fin de preservarlo de de una muerte temprana como le ocurrió a su hermano. Sin embargo, no todos los investigadores están de acuerdo en que esta sea la causa de la mutilación y algunos afirman que se debe al linaje de la madre. Pues mientras más falanges se hayan cortado en una familia, más estatus se tiene, ya que la honorabilidad y la nobleza de las personas provienen de la mujer hotentota, mucho más que de la estirpe de los varones. Asimismo, se sabe que en algunas comunidades de hotentotes, la mujer se corta una falange por cada matrimonio que efectúa cuando llega a quedarse viuda después del primero. Siempre comienzan por el dedo meñique. Los hombres no siguen esta costumbre, pero entre las mujeres es muy común; a veces se amputan la primera falange y siguen con la siguiente del mismo dedo meñique; otras veces continúan con la primera del dedo anular. Muchos antropólogos modernos que piensan que a los niños se les amputan sus dedos para preservarlos de los espíritus diabólicos que quieran hacerles mal. Algunas veces, el dedo es amputado cuando los niños tienen tan sólo un día de nacidos. Como los hotentotes creen que todas las enfermedades las envía Kauha, uno de sus dioses que vive en el Cielo y que es un embaucador redomado, junto con sus ayudantes, el brujo de la tribu se disfraza como este dios para llevar a cabo el ritual de la mutilación
Los damaras constituyen una tribu que habla la lengua hotentote, pero que pertenece a una raza diferente. Viven en el centro y sur de Namibia, en el suroeste del Continente Africano. Este grupo acostumbra cortar la falange del dedo meñique de la mano izquierda a los recién nacidos, ya sean niños o niñas. Se trata de una marca distintiva de la tribu que otorga identidad y pertenencia al grupo.
Los bosquimanos -palabra derivada del afrikáans lengua hablada en Sudáfrica derivada, principalmente, del neerlandés y cuyo significado es “hombre del bosque”- se autodenominan san, basarawa, sho o khwe. Bajo estas nomenclaturas se agrupan varios pueblos africanos, cazadores y recolectores, que hablan lenguas joisanas, caracterizadas por tener como fonemas de su lengua a los llamados clicks o chasquidos. Actualmente, existen 100,000 bosquimanos.
Esta etnia lleva a cabo el ritual de cortar la parte superior del dedo meñique exactamente por las mismas razones que sus hermanos continentales: los hotentotes y los damaras. Para ello, emplean una piedra afilada con el convencimiento de que esta automutilación les asegurará una buena muerte. Asimismo, se efectúa el corte con el propósito de curar alguna enfermedad y de que el espíritu causante de ella salga por la sangre derramada a causa del corte. Algunos estudiosos de la etnología suponen que se trata de un signo de distinción y de duelo. Los bosquimanos tienen un mito que relata que en algún lugar cerca del río Gariep, Gran Río, existe un sitio llamado Too´ga, a donde todos los seres humanos van después de morir. Con el fin garantizar que accederán a tal sitio sin ninguna dificultad, se cortan la falange del dedo chico de la mano derecha o de la izquierda, según se trate de una tribu o de otra. Al llegar al lugar sagrado, festejarán con langosta y miel su llegada. En cambio, quien no cumplió con el rito de la amputación deberá recorrer un largo camino soportando toda clase de dificultades que les saldrán durante su recorrido. Incluso a su llegada no tendrá nada de comida con que festejar al Espíritu Creador Supremo, Modimo, y a los demás espíritus que conforman el panteón animista bosquimano. Los niños y las niñas deben cortarse la falange del dedo meñique: a los niños el dedo de la mano derecha y a las niñas el dedito de la mano izquierda. Sin embargo, a algunos niños no se les corta el dedo porque les es necesario para cazar cuando sean mayores. No se sabe en que se fundamenta la elección.