Nacimiento y estudios. En el año de 1611, nació en tierras irlandesas William Lamport en el seno de una familia católica que detestaba a los ingleses protestantes que ocupaban Irlanda.
Por lo que el niño William fue imbuido de ideas libertarias desde muy pequeño. Después de formarse con los frailes agustinos y los jesuitas en la ciudad de Dublín, se traslado a Londres para seguir sus estudios, los cuales se vieron interrumpidos al ser apresado por protestar por la ocupación inglesa. Como las autoridades le sentenciaron a muerte, William huyó en barco, y se convirtió en corsario. Poco después, cansado de sus andanzas como pirata, llegó a La Coruña, ciudad gallega de España, donde tomó el nombre de Guillén de Lombardo, y después, se enroló en los Tercios de Flandes, en donde libró dos batallas.
En Santiago de Compostela, España, estudio en el Colegio de San Patricio, gracias a una beca otorgada por el gobernador marqués de Mancera, lo que le permitió, posteriormente, estudiar en el Colegio de San Lorenzo del Escorial en 1634. Después de continuar con otros estudios humanísticos, decidió entrar en el ejército español, donde conoció al duque de Olivares, quien le instruyó para convertirse en espía en la Nueva España.
Lamport llega a la Nueva España y escribe sobre las injusticias de los españoles. William llegó a la Nueva España junto con el décimo séptimo virrey Diego López de Pacheco Cabrera y Bobadilla, donde pasado un tiempo y después de enviar ciertos informes al duque de Olivares respecto a la corrupción que reinaba en el virreinato, decidió hacerse pasar por hijo ilegítimo nada menos que de Felipe III, llamado el Piadoso, hijo y sucesor de Felipe II. Las intenciones de Lamport eran ocupar el sitio del virrey, para poder dar la libertad a los mestizos, los negros y los indios de la Nueva España, pues no estaba de acuerdo con la ocupación hispana. Sin embargo, sus intenciones fueron denunciadas por el capitán Felipe Méndez a la Inquisición, y los tribunales del Santo Oficio le acusaron de tener pacto con el Diablo y de ejercer la hechicería. Al registrar su casa, los familiares encontraron escritos que le comprometían, tales como la Proclama Insurreccional para la Nueva España en donde se consideraba necesaria la emancipación de los esclavos y los indios, en general de todas las castas oprimidas, y la separación del la Nueva España de la sujeción hispana. Esta proclama inicia de la siguiente manera: Por cuanto Dios nuestro señor, compasivo de nuestros duelos inhumanos y misericordioso con los que afligidos invocan su divino amparo, ha sido servido con dolo, atento a las justas y piadosas exclamaciones de estos avasallados y rendidos reinos, cuya posesión inicua y conquista injusta, ha mas de ciento y veinte años tiranamente tenía usurpado la corona de Castilla, sin más justificación que el pretexto de introducir nuestra santa fe católica en ellos, lo que en ninguna ley positiva divina ni humana se pudo practicar, pues la creencia no supone premio temporal en su predicación, sino eterno, ni puede el gentil ser apremiado con pérdida de sus estados a que se convierta, si él espontáneamente no escucha el divino auxilio, como lo hicieron los apóstoles, sin quitar ni despojar con ese título (caso que resistieran) a nadie de los bienes suyos, mucho menos no resistiendo ni oponiéndose a su conversión como los antiguos naturales no lo hicieron, pues siendo de iure gentium dichos gentiles tan dueños en lo temporal de lo que es suyo, como los cristianos, sin embargo los primeros conquistadores, sin atención a la poca justificación y sin temor de Dios, les privaron violentamente de lo que no podían, con poca seguridad de sus conciencias, reduciéndolos al obsequio injurioso de un príncipe cuya distancia les ha prohibido todo consuelo, y (acumulo) toda inhumanidad. Y aun estando a la vista de los suyos (que legítimamente lo son), se han rebelado con buenas causas, y han procurado y deliberado por mejor morir de una vez en su restitución y libertad, que vivir apremiados, tiranizados y supeditados, segun se ha visto en los reinos de Portugal, Cataluña, Navarra, y Viscaya.
Este hecho lo convertía en una persona peligrosa para los intereses de la Corona, por lo cual fue hecho prisionero por ocho años. Logró escapar de la cárcel e introdujo en las recámaras del virrey su Pregón de los justos juicios de Dios, que castigue al que lo quitare, que también apareció en una pared de la Catedral.
Cuando se encaminaba a San Lorenzo de los Negros, en Veracruz, población de esclavos fugitivos y de cimarrones, fue nuevamente apresado y sentenciado a la hoguera el 19 de noviembre de 1659, a pesar de sus intentos por escapar. Antes de morir, durante su nueva estancia en la prisión, siempre defendió a sus compañeros ante las injusticias y los malos tratos que sufrían. En esos difíciles momentos, escribió sus famosos novecientos salmos en latín que llamó Regio Salterio, empleando una pluma de gallina y tinta que el mismo elaboraba con hollín, chocolate y cera, escritos que la Inquisición copió y guardó.
El escritor Vicente Riva Palacio (1832-1896), tomó las andanzas de William Lamport para escribir su magnífica obra Memorias de un Impostor. Don Guillén de Lampart. Posteriormente, en 19191, el periodista Johnston McCulley, se inspiró en el personaje de Riva Palacio para escribir La Maldición de Capistrano, donde dio vida al personaje Diego de la Vega, que se convirtió en El Zorro, héroe californiano justiciero, que luchaba por los pobres y los débiles.
William Lamport inmortalizado en la Columna de la Independencia. En un estudio acerca de la Columna de la Independencia aparecido en México Mágico se lee: Aún cuando pocos lo saben, existe una estatua confinada dentro del mausoleo que guarda los restos de los héroes de la Independencia. Pertenece a un irlandés cuyo nombre fue Guillén de Lampart y que llegó a México en el año de 1640. Este oscuro personaje, se dice que en su delirio se autonombró Rey de México y que por tal motivo fue encarcelado y después sentenciado a morir en la hoguera. La razón exacta por la que fue colocada esta estatua en un sitio tan especial, la desconozco.
La razón es porque para muchos estudiosos, Lamport es una especie de precursor de la Independencia de México, aunque para otros no lo sea en absoluto. Sin embargo, el autor de tal escrito se equivoca al decir que se trata de un oscuro personaje, pues como hemos visto sus hazañas hablan por él
Para terminar citemos un artículo de El Economista aparecido el 26 de julio de este año: Si uno se asoma por la ventanilla de la puerta de entrada a la Columna de Independencia (o mejor todavía se puede entrar a la Columna, la que todos conocemos como “el Ángel”) un puede ver un rostro marfileño, las facciones pronunciadas por las sombras; un hombre barbado vestido a la usanza antigua -como de Robin Hood- que, si uno puede verlo por completo, está atado de manos a una estaca.
La escultura es obra de Enrique Alciati, igual que el resto de las estatuas que conforman la Columna de Independencia. Por qué está adentro es un misterio, pero se dice que a Antonio Rivas Mercado decidió incluirla para homenajear, más que a Lampart, a Vicente Riva Palacio, el gran historiador y novelista ocasional que en 1872 publicara un bestseller de aquellos tiempos: “Memorias de un impostor: Don Guillén de Lombardo, rey de México”