La fundación de Culhuacan. A partir del siglo X, dio inicio su expansión hacia el sur. Algunos de los grupos migrantes mantuvieron su estatus de grupos bárbaros, mientras que otros formaron culturas muy importantes y señoríos tales como los de Tenayuca, Culhuacan, Atzcapotzalco, etcétera, sobresaliendo el señorío de Texcoco, todos ellos ligados por un origen común, relaciones políticas y una misma religión. Constituían el Chichimecatlalli, La Tierra de los Chichimecas. Su inicial capital fue Tenayuca; posteriormente, en el siglo XIII, Quinatzin, la pasó a Texcoco, donde llegó a forjarse una gran y exquisita cultura. (Cfr, Los chichimecas en este sitio)
El señorío de Culhuacan, cuyo nombre según Laurette Séjourné significa “en la montaña curva”, se encontraba situado hacia el occidente de Iztapalapa, en el Valle de México, al que se le conoce también como Valle del Anáhuac. Según algunas fuentes, a Culhuacan lo fundaron los toltecas, pero según el historiador Chimalpahin (Las ocho relaciones y el memorial de Colhuacan) ya existía mucho antes que los toltecas arribaran al Valle de México. En el Período Clásico mesoamericano Culhuacan se fundó con migraciones que salieron de Teotihuacan, cuando esta ciudad empezó a desaparecer, que se asentaron en la sima, la parte baja, del Cerro de la Estrella, conocido en esa época como Huizachtépetl o Cerro de los Huizaches, y a orillas del Lago de Xochimilco, uno de los cinco lagos de la cuenca lacustre del valle, de agua dulce, hacia el año 700 d.C. (o 670, según Chimalpahin)
Los gobernantes de Culhuacan ejercieron su hegemonía en el valle, unidos a los a los tepanecas de Atzcapotzalco. Así, Culhuacan sojuzgó a los pueblos de Malinalco, Ocuila, Coyohuacan, Mixquic, Cuitlahuac, y Xochimilco. En palabras del historiador: Aquí en este vinieron a asentarse, llegaron los antiguos chichimeca culhuaque, por medio del agua, ahí donde hasta el presente se llama Culhuacan… Al tiempo en que llegaron dieron con los ya establecidos, los xuchimilcas y los que residen en Atlacuiyuacan, que ya desde entonces están habitando allí.
Primeros gobernantes de Culhuacan. El primer gobernante de Colhuacan fue Huehue Topiltzin Nauhyotzin, gobernante de la antigua ciudad tolteca, quien fuera asesinado. Este tlatoani da inicio al linaje de culhuacas. Siguiendo a Chimalpahin: El año 9 Ácatl (695) … nació el Tepiltzin, el nombre de Nauhyotzin, tlahtocapilli de allí de Culhuacan; el que a la postre se convirtió en la autoridad inicial de los culhuaque. Quien reino por cincuenta y un años. A este tlatoani le continuó, en 767, el huehue Nonohuálcatl, que al morir en 845, cedió el mandata a Yohuallatónac.
Y así siguieron otros tlatoanis gobernando Culhuacan. En el año de 1347, el señorío de Culhuacan fue conquistado por los mexicas y se convirtieron en tributarios hasta la conquista española y la caída de Tenochtitlan en 1521, hasta que, más adelante Tezozomoc, el tecuhtli de los tepanecas de Azcapotzalco, le otorgó el trono a Acoltzin, “señor de donde da vueltas el agua”. Empezó su señorío en el año de 1413, después de haber sido invadido por Azcapotzalco, y sin importar la alianza que tenían junto con el señorío de Texcoco. Cuando Acoltzin pereció asesinado por el gobernante de Texcoco Nezahualcóyotl, le siguió en el gobierno su hijo Xilomantzin, cuyo mandato duró de 1440 a 1473. Durante 1429 y 1440, antes de la jefatura de Xilomantzin, Itzcóatl tomó el mando del señorío acolhua.
La conquista hispana de Culhuacan. Un poco antes de la llegada de los españoles, Culhuacan había dejado atrás el esplendor que había gozado y su importancia como ciudad en el Valle, y fue entregado en encomienda a Cristóbal de Oñate, uno de los conquistadores que acompañaban a Hernán Cortés, posteriormente gobernador de Nueva Galicia, quien heredó la encomienda a su hijo y éste al nieto de Oñate. En el siglo XVII, Culhucan perteneció a Teresa Maldonado Zapata, para luego formar parte de la jurisdicción de Mexicaltzingo, que desde el siglo XVI fuera Corregimiento y Cabecera.
Una vez acaecida la conquista los descendientes de Acoltzin huyeron hacia Puebla, Tlaxcala y Veracruz, y se pusieron el apellido de Acoltzi, como signo distintivo que les permitiría unirse después, y una parte de ellos fundó Xoxtla, “nuestra casa”, en lo que actualmente es el municipio de San Miguel Xoxtla.
En la etapa colonial Culhuacan fue un pequeño pueblo dividido en varios barrios que se dedicaban a la agricultura en las llamadas chinampas. Los productos que obtenían los llevaban a la Ciudad de México vía el Canal de la Viga para ser vendidos, junto con otros objetos como cerámica y petates. Su población, según el censo levantado en 1552, era de 817 tributarios, que veinte años después aumentaría a 2,420 indígenas. Contaba con diez y ocho estancias, que se redujeron a dos en el siglo XVII: Santiago Acahualtepec y San Lorenzo Tezonco.
El monasterio de Culhuacan. Hacia el año de 1552, los franciscanos (otras fuentes dicen que fueron frailes dominicos) dieron inicio a la construcción de un monasterio, donde estuvo el Seminario de Lenguas, donde los clérigos aprendían los idiomas indígenas para poder llevar a cabo su labor de evangelización, a la vez que se enseñaba a los indígenas el castellano. Su edificación terminó en 1569 y se le dedicó a San Juan Evangelista (o San Matías) En este famoso seminario impartió clases fray Bernardino de Sahagún, el célebre cronista español, y en él se educó Fernando de Alva Ixtlixóchitl, historiar de la Nueva España, descendiente del Señorío acolhua de Texcoco. Cerca de este convento, se construyó un molino que elaboraba papel de maguey y algodón, pues el papel traído de España tardaba mucho tiempo en llegar, y era muy necesario para las tareas del Seminario de Lenguas. El molino aprovechaba las aguas de un ojo de agua que había cerca, y se construyó una noria y un acueducto que llegaba a un estanque que se encontraba dentro del convento. Este convento estuvo en funciones hasta el año de 1756, para convertirse en casa parroquial, y tuvo muchos usos en el transcurso del tiempo, llegó hasta ser cuartel zapatista. Hagamos notar que el convento se construyó sobre lo que fuera un templo prehispánico.
Actualmente, Culhuacan es considerado uno de los barrios mágicos de México.