En el lapso comprendido entre los años de 1325 y 1521, la Ciudad de Mexico-Tenochtitlan se representaba en los códices por medio de un nopal de tres hojas con un fruto en flor como símbolo de la tierra, como queda asentado en el Códice Osuna (alrededor de 1565), Durán (segunda mitad del siglo XVI, escrito por el dominico Diego Durán), y Ramírez (manuscritos posteriores a la conquista).
Cuando los españoles hubieron conquistado el Anáhuac, y empezó a reedificarse la nueva ciudad, Francisco de Montejo, El Adelantado, militar y explorador español, y Alonso Fernández de Puerto Carrero, capitán español de Hernán Cortés, fueron enviados a España como procuradores, entre otros menesteres para solicitar a Carlos V que indicase cuál sería el escudo de armas que debería usarse en los pendones (tipo de banderas habitualmente cuadradas y farpadas), en los sellos y en todo aquello que se requiriera.
Carlos I de España firmó en Valladolid, en fecha 4 de julio de 1523, un decreto indicando el escudo de armas de la Ciudad de México, el cual daba comienzo…
Don Carlos, por la Gracia de Dios, Rey de Romanos Emperador. Semper Augusto, y Doña Juana su Madre, y el mismo Don Carlos, por la misma Gracia: Reyes de Castilla de León, de Aragón, de las dos Sicilias… en nombre de Vos, el Consejo, Justicia, Regidores, Caballeros, Escuderos, Oficiales y Hombres buenos, de la Gran Ciudad de ‘’’Tenoxtitlán-México’’’, que es, en la Nuestra Nueva España, que es fundada, en la Gran Laguna, nos hicieron relación, que después, que la dicha Ciudad, fue ganada, por los Cristianos españoles, Nuestros Vasallos; en nuestro Nombre, hasta ahora no habíamos Mandado, dar, y Señalar Armas, y Divisas, que trajesen, en sus Pendones, y pusiesen en sus Sellos, y en otras, partes, donde las Ciudades, y Villas, de estos Reynos las acostumbran poner y traer, y nos suplicaron, por Merced; diésemos, y señalásemos Armas, para que trajesedes, en los Pendones, de la dicha Ciudad, y se pusiesen, en su sello; y en las otras Cosas, partes, y lugares, donde fuese necesario;
En la parte descriptiva del mismo se leía:
Que tengan por sus Armas conocidas un escudo, azul, de color de Agua, en señal de la Gran Laguna, en, que la dicha Ciudad está edificada, y un Castillo, dorado, en medio, y tres Puentes de Piedra de canteria, y en que van a dar en el dicho castillo, las dos, sin Ilegar a él, en cada una de las dichas dos Puentes, que han de estar a los lados, un León Rampante (con las patas elevadas), que hazga con la uñas en dicho castillo, de manera, que tengan los pies, en la puente, y los brazos en el castillo, en señal, de la Victoria, que en ella hubieron los dichos, Cristianos, y por la Orla, Diez hojas de Tuna, verdes, con sus abrojos, que nacen, en la dicha Provincia en Campo Dorado; en un Escudo a tal como éste, las cuales Armas y Divisa, damos a la dicha Ciudad, por sus Armas conocidas, por las que podáis traer, poner, e trayais, é pongais, en los Pendones, y Sellos, y Escudos, y Banderas, de ella, y en otras partes, donde quisiederes, y fueren menester; e según e como e de la forma y manera, que las traen, y ponen las otras ciudades, de estos dichos nuestros Reinos de Castilla, a quien tenemos dado armas… Dada en la Villa de Valladolid, a cuatro días del mes de Julio; Año del Nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo, de mil e quinientos veinte e tres años. Yo el Rey.
El tal escudo daba cuenta de la situación de la ciudad y, sobre todo de la victoria hispana. Este escudo se empleó a lo largo de toda la Colonia en los pendones y en los sellos de plata que elaboraron don Diego Martínez y don Etor Méndez, quienes recibieron en pago sendos terrenos. La primera bandera que ostentó el escudo de armas fue hecha por un sastre de nombre Portillo que recibió por el trabajo un peso.