El Castillo de Chapultepec se ubica en el Bosque del mismo nombre en la Ciudad de México. Se construyó por órdenes del virrey Bernardo de Gálvez y Madrid, conde de Gálvez y vizconde de Galveston, militar y político español, quien fuera también gobernador y capitán general de Cuba en el año de 1784, para poco después devenir virrey de la Nueva España el 17 de junio de 1785, aun cuando moriría en Tacubaya un año después de haber asumido el virreinato. La construcción del Castillo se llevó a cabo sobre el Cerro del Chapulín, el Chapultépetl, con la intención de ser la casa de veraneo del señor virrey.
En la época prehispánica, en la zona donde se encuentra el Cerro del Chapulín, los mexicas peregrinos se asentaron, previo permiso del señor de Azcapotzalco, quien gustoso lo dio ya que la tierra era poco fértil para uso agrícola. En este sitio tuvieron lugar los famosos portentos que indicaron a los mexicas que ese era el lugar ideal para fundar Mexico-Tenochtitlan, Los mexicas empezaron los cultivos en Chapultepec y ya para la época del gobierno del Huey Tlatoani Moctezuma Ilhuicamina, Flechador del Cielo, quinto gobernante (1440-1469), se construyó un jardín botánico, y se plantaron los ahuehuetes (ciprés mexicano), los famosos “árboles viejos de agua”, cerca de los manantiales que brotaban del cerro, de los cuales han quedado algunos pocos de ellos.
La dirección del proyecto de la construcción del castillo estuvo a cargo del teniente coronel del ejército español e ingeniero don Francisco Bambitelli, pero poco después se hizo cargo del mismo el ingeniero militar Manuel Agustín Mascaró. Pero como el virrey fuera acusado de construir la fortaleza con intención de rebelarse contra la Corona Española, la súbita muerte de Bambitelli adquirió características misteriosas y hasta se llegó a pensar que fue envenenado por órdenes reales. Sin contar con ningún ingeniero que pudiera dirigir la empresa, el castillo fue puesto en subasta en la quinta parte del dinero erogado en su construcción. Pero no hubo ningún comprador interesado, razón por la cual el nuevo virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, conde de Revilla Gigedo (1789-1794) mandó que se le usase como Archivo General del Reino de la Nueva España. El proyecto fracasó, y no fue sino hasta el año de 1806 que el castillo lo adquirió el gobierno de la Ciudad de México.
Durante el período de la guerra de Independencia (1810.1821) la fortaleza del castillo quedó en completo abandono. En el año de 1841, fue sede del Colegio Militar, y sitio histórico donde, en 1847, se enfrentaron los cadetes contra los invasores gringos en la guerra de intervención de los Estados Unidos, que permitió al Colegio convertirse en el Heroico Colegio Militar. En la batalla el ejército invasor bombardeo el castillo del 12 al 13 de septiembre, y colocó la bandera estadunidense en una de sus murallas. En esta Batalla de Chapultepec, los llamados Niños Héroes defendieron el sitio hasta encontrar la muerte. Seis fueron los cadetes asesinados a manos de los invasores, que formaban parte de un escuadrón de cuarenta y seis cadetes, comandados por el coronel Felipe Santiago Xicoténcatl. Los famosos Niños Héroes se llamaban: Juan de la Barrera, descendiente del conquistador español Pedro de la Barrera; Vicente Suárez Ferrer, pequeño y nervioso y el primero en morir; Agustín María José Francisco de Jesús de los Ángeles Melgar Sevilla, huérfano prematuro que murió un día después de la batalla a causa de las graves heridas producidas por un soldado invasor; Juan Bautista Pascasio Escutia y Martínez, cuya leyenda refiere que tomó la bandera mexicana, se envolvió en ella y saltó desde un torreón del castillo, a fin de que no cayese en manos del enemigo; Fernando Montes de Oca Rodríguez, de la Primera Compañía de cadetes; y Francisco de Borja Jesús Benito Márquez Paniagua, acribillado al este del cerro, y el más joven de los seis cadetes con tan sólo catorce años de edad.
Durante el Segundo Imperio Mexicano, con Maximiliano de Habsburgo y con Carlota, su esposa, el castillo devino Castillo de Miravalle. En esta etapa de su existencia se remodeló a manos de arquitectos europeos que lo tornaron un tanto ecléctico, dentro de su fundamental arquitectura neoclásica. Un botánico de nombre Wilhelm Knechtel, le agregó un jardín en la azotea. Maximiliano amuebló el castillo con muebles traídos expresamente de Europa y ordenó la construcción de una calzada que uniese al castillo con sus oficinas de gobierno sitas en el actual Palacio Nacional, a la cual nombró Paseo de la Emperatriz que luego se convertiría en el Paseo de la Reforma al triunfo de las tropas juaristas.
Cuando los invasores franceses fueron expulsados y muerto ya el emperador austriaco, el castillo se convirtió en observatorio astronómico en 1879, que duró en funciones cinco años, para después trasladarse a Tacubaya, a la antigua casa del arzobispo del mismo lugar.
En el año de 1882, Manuel González Flores, presidente de México de 1880 a 1884, lo ocupó como su residencia y realizó algunas remodelaciones. Los presidentes que le siguieron tomaron gustosos tal costumbre. No fue sino hasta el mandato del general Lázaro Cárdenas que el Castillo de Chapultepec se convirtió en el Museo Nacional de Historia, inaugurado el 27 de septiembre de 1944. Lázaro Cárdenas se fue a hospedar a un rancho colindante llamado La Hormiga, que pertenecía a una rica familia mexicana: los Martínez del Río. Posteriormente, la propiedad se conocería con el nombre de Los Pinos.
Hasta aquí nuestra pequeña semblanza del único castillo en América.