Cuando el fonógrafo llegó a México

¿Qué es lo que conocemos como fonógrafo? Este ingenio tecnológico llamado fonógrafo fue inventado por Thomas Alva Edison, Eldridge R. Johnson y Emile Berliner. El vocablo “fonógrafo” significa en griego antiguo “escribir el sonido”. Se trata de un aparato que era capaz de reproducir los sonidos y las voces, allá por el año de 1870. Este increíble aparato tuvo su antecedente en el fonoautógrafo, que fuera inventado por el francés Edourd-Léon Scott de Martinville en el año de 1857, con el cual era posible transcribir una vibración sonora a un medio visible, pero no podía reproducirse posteriormente; es decir, se podía grabar un sonido en un cilindro con humo de una lámpara, pero no se había logrado su reproducción. El mecanismo constaba de un cuerno (o un barril) que conducía las ondas sonoras hacia una membrana a la que se amarraba con una cuerda. Cuando se producía el sonido, la cuerda vibraba, se movía y el sonido se grababa. También era posible grabar el sonido en un cristal previamente ahumado, o en un rollo de papel ahumado y enrollado en un cilindro. En aquella época, el fonoautógrafo se empleaba para el estudio del sonido y del habla, así como para determinar la frecuencia de algún tono musical. El 9 de abril de 1860, Edouard-Léon Scott de Martinville grabó la famosa canción popular por todos conocida que lleva el nombre de Au clair de la lune, Al claro de Luna, en español, la cual fijó en una hoja de papel, con una duración de diez segundos.

En 1876, al fin se pudo reproducir el sonido, y fue Thomas Alva Edison quien lo logró, al inventar el fonógrafo, en donde grabó la pieza musical titulada María tenía un corderito. Este hecho tuvo lugar el 21 de noviembre de 1877. Edison patentó su invento el 19 de febrero de 1878, y su patente fue la No. 200,521. Por medio de la grabación mecánica analógica las ondas sonoras se transforman en vibraciones mecánicas por medio de un transductor acústico y mecánico. Las vibraciones hacían mover a un estilete (una vara alargada u punzón) que iba labrando un surco helicoidal sobre un cilindro de fonógrafo. Lo cual permitía reproducir el sonido si se inviertía el proceso. Para perfeccionar su invento, Edison contó con todo un equipo, entre los que se encontraban George Eastman, Joseph Henry, Nicola Tesla y Francis Upton.

Los primeros fonógrafos en México. En el año de 1878, el doctor Eduardo Wise presentó en el teatro de la Sociedad Netzahualcóyotl de la Ciudad de México los inventos de Edison: un teléfono, un micrófono y un fonógrafo con los que el público espectador quedó entre maravillado y aterrado. Poco después, el mismo Edison le obsequió a Porfirio Díaz un aparato en el cual el dictador pudo grabar su voz cuando pronunciaba sus discursos políticos. De 1890 a 1896, el etnógrafo Karl Lumholtz grabó lengua, rezos y música de los pueblos indígenas del noroeste de México, los cuales se encuentran, actualmente, en el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York.

Fue en el año de 1890 cuando arribaron a nuestro país los primeros fonógrafos. Algunos contaban con cilindros ya grabados, pero otros los tenían sin grabación. En ellos se podía escuchar voces y música de todo tipo, desde canciones folklóricas hasta arias de ópera y canciones románticas. Por supuesto que adquirir uno de estos aparatos era un lujo que sólo podían permitirse las personas adineradas, pues su precio se cobraba en pesos oro. Pero valía la pena, ya que se podía grabar la propia voz o cualquier sonido que se deseara. Los cilindros tenía la forma de un vaso y estaban elaborados con una pasta negra que se llamaba shellac (una resina secretada por el insecto llamado lac) o con materias fenólicas (resinas sintéticas termoestables). Más adelante, en 1902, el cilindro dio lugar al disco plano que inventó Emile Berliner, que permitía la fabricación en serie a partir de una matriz. Hacia 1907 el fonógrafo se encontraba ya en las casas de muchas familias. Los había de muchos precios y formas, y podían pagarse en abonos, lo cual contribuía a su adquisición.

Las primeras voces mexicanas del fonógrafo. Desde 1905 las empresas fonográficas extranjeras como la Zonophone, Odeón, Columbia y Víctor grabaron a varios artistas talentosos. Así, se grabaron valses, cuplés, música, poesía y sketchs cómicos. En el caso de México se grabó al poeta Juan de Dios Peza, a los cantantes Manuel Romero Malpica, José Torres Ovando y Felipe Llera; a la Banda de Policía y a la Orquesta Típica de Miguel Lerdo de Tejada; a actores de teatro como Paco Gavilanes, Esperanza Iris, y Leopoldo El Cuatezón Beristaín, así como al Trío Arriaga.

Asimismo, un actor llamado Julio Ayala grabó narraciones históricas como La Batalla del Cinco de Mayo y la Batalla del Monte de las Cruces, sin olvidar algunos hechos de los inicios del porfiriato y de la Revolución Mexicana. Además de un discurso del presidente Francisco I. Madero en donde es factible escuchar su voz. El investigador Pablo Dueñas nos informa que:

Además, incursionaron en estas tempranas sesiones discográficas dos duetos extraordinarios, mezcla de juglares y actores cómicos: Abrego y Picazo, y Rosales y Robinsón, quienes lo mismo interpretaban una danza sentimental de moda – “Yo te amo, María”, “Las tres cartas”, “Paloma blanca” – canciones descriptivas del entorno citadino, “Pollos, pollas y lagartijos”, “Las coplas de Don Simón”, “San Lunes”, “Los chismes de la portera”; y cuadros cómicos dramatizados, repletos de albures, doble sentido y del habla popular barriobajera: “Proceso de un borrachito”, “Un circo de barrio”, “Un paseo en Santa Anita”, “Corrida de toros por Gaona”. Incluso registraron parlamentos irreverentes tales como “El discurso del vale Coyote”, que contenia parodias de los próceres de nuestra Independencia, como Hidalgo, Juárez y Morelos; la grabación del “vale” comienza diciendo así, después de cantar un Himno Nacional Mexicano con guitarras y semejando un corrido popular: “Eran las noches del quince y dieciséis de septiembre de mil ochocientos diez litros de aguardiente… Mucho camino había recorrido el fonoautógrafo de Edouard-Léon Scott de Martinville.

La primera fábrica de discos en México. Los incipientes rodillos así como los discos negros en que se grabaron todos los artistas mencionados, se hacían y se reproducían en los Estados Unidos de Norteamérica. La primera fábrica fonográfica la fundó un venezolano llamado Eduardo C. Baptista, cuyos discos según sabemos ahora, no eran de buena calidad dado que los estudios de grabación no estaban tan bien instalados como era de desear y los ruidos de la calle constituían un grave problema para la calidad de las grabaciones. Su compañía estaba situada en la Calle Manuel Pedraza, en el barrio de Tacubaya. Sin embargo varios artistas mexicanos se animaron a grabar con él; como por ejemplo Guty Cárdenas, Tata Nacho, Agustín Lara y el famoso Trío Garnica-Ascensio, entre muchos más. La música y los cantantes por fin podían escucharse en casa.

 

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